general desencadenado por los productos tóxicos del tabaco sobre el organismo. Además el tabaco por su
efecto vasoconstrictor, es decir de disminución del calibre de los vasos sanguíneos, hace que enmascare la
inflamación de manera tal que un fumador no tiene el aspecto clínico de tener la encía inflamada y sin
embargo el proceso destructivo está ocurriendo. Es decir se produce la destrucción del tejido sin que la
encía se inflame y sin que el paciente sangre para darse cuenta y tomar medidas. Como la encía recibe un
menor aporte sanguíneo y de oxígeno a la vez que disminuyen sus mecanismos defensivos contra las
bacterias de la placa bacteriana la enfermedad periodontal se agraba y acelera el ritmo de destrucción de
los tejidos periodontales.
El tabaco disminuye sensiblemente la capacidad de respuesta inmunológica local de nuestra boca, como
en nuestra boca conviven millones de bacterias, cuando bajan nuestras defensas esas bacterias tienen
menos impedimentos para causar daño. Esto justifica que estas bacterias dañinas produzcan una mayor
destrucción del conjunto de elementos de sujeción del diente. Los factores de higiene oral eran
considerados como responsables directos de la incidencia y de la gravedad de las enfermedades
periodontales en los fumadores. La nicotina produce una vasoconstricción de la microcirculación gingival. Y
como consecuencia se reduce el aporte de oxígeno, de células y de sustancias quimiotácticas en relación
con la respuesta inflamatoria gingival. La nicotina también es el origen de problemas en el metabolismo de
la síntesis del colágeno, de la secreción proteica y de la reproducción de los fibroblastos. Por otra parte el
humo del tabaco provoca una disminución de la inmunidad celular y humoral, en particular de la actividad
quimiotáctica y fagocitaria de los leucocitos. El humo del tabaco debilita el potencial de óxido reducción del
ecosistema bucal favoreciendo la proliferación de las bacterias que componen la placa bacteriana.
Por ello recomendamos que los fumadores dejen de fumar por la salud de sus encías y si el fumador no
deja de fumar debe de tener unas medidas preventivas mucho mas exigentes que una persona que no
fuma, una higiene bucal mucho mas rigurosa y acudir al dentista mucho mas a menudo.